
Así, un día cuando yo escribí 'engeño' añadiendo que es voz desaparecida, me ousieron 'ingenio' que es la actual; otra vez pusieron 'desesperado' donde yo decía 'desperado'; en mi artículo sobre el mozo de la pedrada(2) se me corrigió el 'malancónico' --que es la forma corriente en el campo salmantino-- por el oficial 'melancólico'. Y etc.
Le ruego, pues, que tenga a la vista mis originales, ya que es naturalísimo e inevitable que el tipógrafo se deje llevar de lo corriente y lea lo que está habituado a leer. Y no pretendo que se me respeten ciertas peculiaridades heterográficas como 'escojer', 'cojer', 'recojer', 'lijero', etc. (como acentúo 'telégrama', y así lo pronuncio).
Y a este caso, le contaré lo que una vez me ocurrió al enviarme segundas pruebas de un libro. En el que yo suprimía ¡claro está! todas las letras absurdas como las p, b y s se 'septiembre', 'obscuro', 'inconsciencia', 'suscriptor', etc. Había tachado una p de 'septiembre', y en segundas pruebas me la vuelven a colar con un marginal "¡ojo!". Volví a tacharla, y el "¡ojo!" y en vez de éste, puse: "¡oído!".
Y basta de tisquismiquis gramaticaleros. Procuro escribir con estas patitas de mosca lo más claro posible --aborrezco la mecanografía tanto como la telefonía-- y espero que me tolelarán mis dialectismos individuales y hasta mis peculiaridades heterográficas.
Miguel de Unamuno
3 de marzo de 1932
(1) Carta enviada a los correctores de 'El Sol', de Madrid.
(2) Se refiere a un individuo o mozalbete que, paran exteriorizar su protesta por las interminables discusiones en el Congreso, lanzó al hemiciclo una piedra, con el estrépito consiguiente.
Le ruego, pues, que tenga a la vista mis originales, ya que es naturalísimo e inevitable que el tipógrafo se deje llevar de lo corriente y lea lo que está habituado a leer. Y no pretendo que se me respeten ciertas peculiaridades heterográficas como 'escojer', 'cojer', 'recojer', 'lijero', etc. (como acentúo 'telégrama', y así lo pronuncio).
Y a este caso, le contaré lo que una vez me ocurrió al enviarme segundas pruebas de un libro. En el que yo suprimía ¡claro está! todas las letras absurdas como las p, b y s se 'septiembre', 'obscuro', 'inconsciencia', 'suscriptor', etc. Había tachado una p de 'septiembre', y en segundas pruebas me la vuelven a colar con un marginal "¡ojo!". Volví a tacharla, y el "¡ojo!" y en vez de éste, puse: "¡oído!".
Y basta de tisquismiquis gramaticaleros. Procuro escribir con estas patitas de mosca lo más claro posible --aborrezco la mecanografía tanto como la telefonía-- y espero que me tolelarán mis dialectismos individuales y hasta mis peculiaridades heterográficas.
Miguel de Unamuno
3 de marzo de 1932
(1) Carta enviada a los correctores de 'El Sol', de Madrid.
(2) Se refiere a un individuo o mozalbete que, paran exteriorizar su protesta por las interminables discusiones en el Congreso, lanzó al hemiciclo una piedra, con el estrépito consiguiente.
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